La identidad en el borde

Existimos dentro de la categoría de humanidad, pero no es fácil contestar que significa eso si no atendemos a la historia de nuestra especie. Digo esto porque ahora que parece que estamos cerca de cambios tecnológicos tales que es posible que la aproximación actual a contestar la pregunta ¿Qué es la humanidad? tenga que ser revisada para incluir las novedades derivadas de la fusión de la tecnología de cómputo del futuro con el cerebro humano, parece ser que la era en que la inteligencia artificial está llegando, incluirá una mayor interacción humano máquina, de manera que tendremos que ampliar una vez más nuestra definición.

Procedamos por eliminación en la búsqueda de la definición o, dicho de otra manera, preguntémonos ¿qué es lo que nos hace humanos? ¿cuáles son los rasgos definitorios de nuestra especie?

Podemos contestar que la inteligencia, la cultura, o la capacidad de crear herramientas, o incluso  el lenguaje, son rasgos exclusivos de la humanidad, sin embargo, varias especies presentan diversos grados de inteligencia, muchos mamíferos pueden resolver problemas, algunos cuantos crean herramientas (incluyendo a los castores, a los delfines, y la mayoría sino es que todos los primates), otras especies, algunos cetáceos) tienen lenguas y cultura locales, así que las diferencias en cuanto a todas éstas características son más bien de grado y modo.

Para complicar más el panorama ahora que las inteligencias artificiales están cercanas a comprender del todo nuestros lenguajes, nos enfrentamos a un nuevo espejo.

Prueba de Turing

Alan Turing publicó en 1950 el artículo Computing Machinery and Intelligence, en donde además de la discusión acerca de la naturaleza de la inteligencia de las computadoras, proponía las primeras versiones de una prueba para determinar si una computadora podía hacerse pasar por un humano. Aunque este ha tenido diversas versiones, básicamente consiste en que un hombre que intercambia mensajes con un sujeto que no puede ver tiene que adivinar si está hablando con un hombre o con una máquina.

Esta prueba ha tenido varias comprobaciones, y desde 1991 hay máquinas que han pasado diferentes versiones de la prueba.

Es necesario aclarar que esta prueba no mide la inteligencia, pues muchas máquinas que son capaces de pasar la prueba no serían capaces de realizar otras tareas que los humanos sí, pero el valor de esta prueba es poner una vez más en la mesa la cuestión que estamos examinando i.e. ¿qué nos diferencia de otros seres?

La naturaleza evolutiva de nuestra especie

Nosotros, la especie humana, evolucionamos a través de una historia muy compleja, de manera que el resultado final de dicha evolución incluye programaciones naturales en nuestro cerebros, impulsos que de un modo u otro, resultaron beneficiosos para la reproducción y permanencia de la especie, algunas de estas programaciones son claramente egoístas pues sin impulso de sobrevivencia no hay sobrevivencia de la especie, este tipo de programación incluye nuestra propensión a hacer lo que sea para asegurar nuestra sobrevivencia y nuestra sobrevivencia, pero eso es solamente la mitad de la historia, la otra mitad incluye impulsos de altruismo y cooperación, sin los cuales tampoco hubiéramos podido sobrevivir. Además, todas estas programaciones se realizan a través de descargas de químicos en nuestros cerebros, que nos hacen sentir amor, ira, sueño, frío, y toda la gama de sentimientos que la evolución juzgó necesario incluir para ayudarnos a la sobrevivencia. Claramente no es que seamos la única especie con sentimientos y sensaciones, quien ha convivido con otros animales puede dar cuenta de la riqueza emocional que poseen, en lo que somos únicos es en esta combinación exacta de características, que nos pone en un lugar diferente de otras especies, y de las máquinas.

Eso es lo que nos hace humanos. No nuestras capacidades, pues aquellas existen en otras especies y más recientemente en las inteligencias artificiales, ni nuestros sentimientos, que también existen en otras especies (con sus respectivos matices, claro) y que no sabemos si las máquinas un día puedan desarrollar sentimientos entre sus características.

Lo que nos hace únicos como especie, nuestra historia evolutiva, en realidad es un poco anti-climático pues, así como nuestra historia evolutiva nos hace únicos, también hace únicos a todos los otros animales de planeta, pues cada uno cuenta con su propia historia evolutiva. Que esto nos sirva para despejarnos una vez más de antropocentrismos, pues todas las especies tienen un valor intrínseco, una forma de ser únicas en la existencia, con sus propias combinaciones de características, y posibilidades, y tal vez en el futuro se puede decir lo mismo de las inteligencias artificiales, si es que llegamos hasta allá.

Para saber más:

https://web.archive.org/web/20110324184918/http://www.asimovlaws.com/articles/archives/2004/07/why_we_need_fri_1.html

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