Estamos vivos. Esta es una afirmación sencilla y contundente con muchas implicaciones y alrededor de la cual existe toda una telaraña de creencias, mitos, expectativas, y búsquedas. Todavía no estamos de acuerdo en una definición formal de vida, así como no estamos de acuerdo acerca de si la vida fuera del planeta es extremadamente rara, o por el contrario es más común de lo que pensamos. Sin embargo, aún si fuera extremadamente rara, el universo es tan grande, tan ridícula e inconcebiblemente grande, que sí es un tanto extraño no saber nada acerca de otras formas de vida, dado que aunque la vida fuera algo astronómicamente extraordinario, en un universo tan grande como el que habitamos por fuerza debería haber no solamente vida sino incluso vida inteligente a lo largo del cosmos.
Y, si existe vida inteligente, es fácil pensar que esta podría desarrollar la tecnología suficiente para viajar por el cosmos y, eventualmente, visitarnos o dar señal de su existencia. Cosa que, hasta donde sabemos, no ha pasado.
A esta aparente contradicción entre nuestras expectativas de vida inteligente y nuestras observaciones (o más exactamente nuestra carencia de ellas) se le conoce como Paradoja de Fermi. Curiosamente no es que Enrico Fermi, el físico, fuera el primero en denunciar esta aparente contradicción, o siquiera la enunciara formalmente, sino que en una conversación con otros físicos en dónde se hablaba acerca de las estimaciones acerca de la presencia de vida inteligente fuera de la tierra dijo con especial énfasis algo como ¡¿Bueno, y dónde están todos?!
Así que recuerden, si dicen algo con suficiente énfasis y asombro en una reunión de gente importante, puede que alguna hipótesis cósmica termine llevando su nombre.
Ahora si es que se están preguntando que diablos tiene que ver el capitalismo con todo esto, tendré que apelar a su paciencia, so pena de arruinar la emoción del asunto.
Vamos a dejar de lado algunas dificultades
Ya mencionamos que ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo en lo que significa vida, y esto es un problema. Tampoco nos hemos puesto de acuerdo en lo que significa inteligencia. Para simplificar un poco, cuando hablamos de vida inteligente, nos referimos a seres que hayan construido civilizaciones lo suficientemente avanzadas como para efectuar viajes, comunicaciones, observaciones, o exploraciones a distancias interestelares, es decir, nos referimos a seres con capacidades más allá de las que nosotros hemos desarrollado.
Un repaso rápido a otras soluciones
Se han propuesto muchas soluciones a la paradoja.
– La teoría de la tierra rara. Las posibilidades de la vida son tan bajas que, o bien somos la primera especie en llegar hasta acá, o bien estamos separados de otras civilizaciones por distancias demasiado grandes para que el contacto haya sido posible.
– Existen civilizaciones avanzadas, que nos observan de maneras indetectables para nosotros.
– Hay civilizaciones que ya hicieron contacto, pero lo hicieron con esferas del gobierno demasiado altas, y los gobiernos conspiran para ocultarlo de nosotros (esta es la favorita de muchos).
– El gran filtro. Aquí se agrupan varias teorías, por un lado, están aquellas que afirman que catástrofes cósmicas aniquilan periódicamente a la vida inteligente, y por otro lado, están las que afirman que la vida inteligente tiende a autodestruirse.
Nuestra solución
La solución que proponemos es una variante del gran filtro, lo particular a nuestra solución es la explicación que damos para el cataclismo que acaba con las especies inteligentes. Vamos allá.
El capitalismo resulta ser un atractor tal que parece el final de la historia.
Vamos a desmenuzar esto. En la historia de la humanidad, han existido varios sistemas económicos, esto es, varias maneras de regular la producción, distribución y consumo de los recursos disponibles. Entre estos podemos nombrar el trueque, el feudalismo, el socialismo y el capitalismo. De entre estos, el capitalismo no solamente parece ser el actual sino también probablemente sea el último, pues en su naturaleza está implícita una voracidad por los recursos naturales que no tiene freno. Pero esa no es la única característica que hace que podamos llamarlo un sistema final, también está la asombrosa capacidad de absorber toda resistencia en su contra, es decir que toda posibilidad de imaginar o crear algo que no sea el capitalismo, es absorbida por este y convertida en sí mismo. Las ideas y los movimientos en su contra son convertidos en mercancías, y de ahí en capital. Toda protesta genera capital, capital que beneficia a unos en detrimento de otros, lo cual es propio del capitalismo.
Si recordamos que economía significa “la administración de la casa”, y tenemos que el capitalismo es un atractor dentro de la economía, un atractor tal que termina convirtiéndose en el último sistema, y además podemos observar que este sistema agota y destruye los recursos, y por tanto a las civilizaciones que caen en él, podemos pensar que cualquier civilización que necesite administrar sus recursos llegará eventualmente a caer en el capitalismo, y por tanto se destruirá a sí misma de la misma manera que nosotros estamos haciéndolo.
Y por eso no tenemos noticia de otras civilizaciones.
Lo cual es bueno, porque si alguna civilización extraterrestre llegara a superar esta barrera sin abandonar el capitalismo, esto significaría que se está extendiendo en busca de más recursos, habiendo agotado ya los recursos que tenía. Y un planeta como el nuestro podría ser de interés para ellos solamente como fuente de recursos, lo cual no sería muy grato para nosotros.
También puede ser que, contra todo pronóstico, nosotros pudiéramos sobrevivir a esta crisis de recursos y seamos nosotros los que nos lancemos a buscar recursos fuera de nuestra planeta (ya hay planes para esto), y sean otras civilizaciones las que tiemblen cuando nos acerquemos a ellos.
El tiempo lo dirá, supongo.